jueves, 22 de mayo de 2014

Primeros vuelos humanos al espacio VI




Gemini 5.

 “Eight days or bust (8 días o fracaso)”. Este es el lema o slogan que se le ocurrió al veterano de Mercury Leroy “Gordo” Cooper cuando fue seleccionado para el tercer vuelo del programa de los gemelos.

  Y es que el objetivo principal del mismo era “aguantar” en el espacio el tiempo equivalente al del futuro viaje a la Luna (entre ida, vuelta y estancia en aquel parque temático de la soledad y la astrogeología).

  Subidos al morro de un Titán II, Gordon Cooper y su compañero Charles “Pete” Conrad se elevaron a los cielos de Cabo Cañaveral en la mañana del 21 de Agosto de 1965. Para Cooper este fue su segundo y último vuelo y el primero para Conrad, que algunos años después desembarcaría en la Luna como comandante del Apolo XII, aunque previamente tendría tiempo aún de volar en otra misión Gemini, como veremos más adelante. También participó en el Programa Skylab.

Imagen de Cabo Cañaveral tomada por la Gemini 5


  Una vez realizado con éxito por sus predecesores el primer paseo espacial, objetivo tan técnico como mediático, otros importantes aspectos de la preparación de los vuelos lunares eran, como se ha dicho, analizar la resistencia de los astronautas para el “largo” vuelo al satélite y ensayar la cita espacial, maniobra esencial para el éxito de la empresa ya que, a aquellas alturas, el perfil de misión que se había establecido como más plausible era el de “encuentro en órbita lunar” (LOR: Lunar Orbit Rendezvous). Sobre el papel, era un bonito juego aquello de acoplar y desacoplar módulos, tanto durante el viaje de ida como en la órbita de regreso. Pero en la realidad, nadie sabía como hacerlo. Hasta que lo practicaron con las naves Gemini. Estas no tenían dispositivo de atraque, pero sí podían realizar citas cercanas y vuelos en formación. También disponían de aparatos y pecios para utilizar como objetivo de cita espacial. Recuérdese que el Gemini 4 intentó acercarse a la desechada etapa final del Titan que los llevó arriba como ensayo de esta maniobra, aunque fracasó en el intento. Más tarde se lanzarían, sincronizadamente con las Gemini, las naves automáticas Agena, que servirían de target para maniobras de acoplamiento real. Pero en el caso que nos ocupa, Gemini 5 transportaba un pequeño aparato que sería lanzado desde la propia cápsula y que, a modo de baliza, serviría como objetivo para un encuentro en órbita. Era el REP (Radar Evaluation Pod; algo así como “cápsula para pruebas de radar”). Sin embargo, debido a dificultades con el suministro de energía, este experimento fue cancelado. Más tarde, con el problema solucionado, se realizó una “cita fantasma –phantom rendezvous-”, maniobrando la nave para alcanzar un punto en el espacio preestablecido al efecto. En general, los objetivos de la misión se dieron por alcanzados, aunque hubo mucho de aburrimiento en aquel periodo de casi ocho días con poco que hacer y encerrados en un “cubo de basura”, según palabras del mordaz Pete Conrad ("Eight days in a garbage can."). También debemos al bueno de Pete otra perla acerca de la misión. Se dice que, a la vuelta, comentó que, de haberlo sabido, se hubiera llevado algún libro para leer.

Conrad y Cooper bromean a su regreso
   Por supuesto, este vuelo estableció un nuevo record de permanencia en el espacio, superando el de la Vostok 5, con la que Bykovsky voló durante cinco días.