Mi colega J.A. me alertó sobre
la reciente publicación en algunos diarios digitales de varias noticias
–bastante llamativas- sobre agujeros negros. Al parecer estamos rodeados
–sitiados más bien- por un número indeterminado de ellos, que podría ascender a
dos mil, los cuales se encontrarían estratégicamente situados a lo largo del
perímetro de nuestra galáctica patria, la
Vía Láctea. Según Raskhov y Madaul, de la UCSC (California), durante el
proceso de formación de galaxias se habrían producido numerosas colisiones
entre ellas que habrían podido provocar perturbaciones gravitacionales de tal
magnitud que habrían arrancado a los jóvenes agujeros negros de su ubicación
cercana al centro de la galaxia, despidiéndolos hacia el exterior de la misma.
Pero esto no es más que una conjetura apoyada en una simulación informática.
Más interesante me parece otra noticia según la cual, científicos de
otra universidad californiana –Santa Bárbara- han detectado un agujero negro
que, al contrario de lo que hasta ahora se creía, es capaz de expulsar materia,
en lugar de únicamente absorberla.
La
reseña viene acompañada de una espectacular imagen artística, que reproducimos,
para ilustar lo que sería una nueva perspectiva sobre esta curiosa especie de
la fauna cósmica.
Entorno de un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia NGC 3783. Crédito: ESO/M. Kornmesser. |
Según lo comentado anteriormente, los agujeros negros parecen ser algo
habitual y frecuente en el Universo; cada galaxia estaría dotada de un buen
número de ellos y existirían desde el principio de los tiempos. Pero realmente,
¿qué sabemos de los agujeros negros?
La vida de una estrella