domingo, 30 de junio de 2013

Agujeros Negros



   Mi colega J.A. me alertó sobre la reciente publicación en algunos diarios digitales de varias noticias –bastante llamativas- sobre agujeros negros. Al parecer estamos rodeados –sitiados más bien- por un número indeterminado de ellos, que podría ascender a dos mil, los cuales se encontrarían estratégicamente situados a lo largo del perímetro de nuestra galáctica patria, la Vía Láctea. Según Raskhov y Madaul, de la UCSC (California), durante el proceso de formación de galaxias se habrían producido numerosas colisiones entre ellas que habrían podido provocar perturbaciones gravitacionales de tal magnitud que habrían arrancado a los jóvenes agujeros negros de su ubicación cercana al centro de la galaxia, despidiéndolos hacia el exterior de la misma. Pero esto no es más que una conjetura apoyada en una simulación informática.

  Más interesante me parece otra noticia según la cual, científicos de otra universidad californiana –Santa Bárbara- han detectado un agujero negro que, al contrario de lo que hasta ahora se creía, es capaz de expulsar materia, en lugar de únicamente absorberla.

   La reseña viene acompañada de una espectacular imagen artística, que reproducimos, para ilustar lo que sería una nueva perspectiva sobre esta curiosa especie de la fauna cósmica.
 
Entorno de un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia NGC 3783. Crédito: ESO/M. Kornmesser.

  Según lo comentado anteriormente, los agujeros negros parecen ser algo habitual y frecuente en el Universo; cada galaxia estaría dotada de un buen número de ellos y existirían desde el principio de los tiempos. Pero realmente, ¿qué sabemos de los agujeros negros?


La vida de una estrella

miércoles, 26 de junio de 2013

Reo futuro

  Estoy anclado a este mundo y estoy anclado a este lugar. Me he convertido en un ser adimensional. No puedo desplazarme en el espacio. En cuanto intento dar un paso al frente, un muro de opresión y soledad envuelve mi mente, como si, temeroso,  me asomara a un páramo de oscuridad y nada. La oscuridad y la nada. Mis enemigos. No puedo dar un paso al frente pero tampoco retroceder. Ni caminar hacia un lado u otro, como si estuviera encerrado en un círculo de fuego. En una ocasión, hace mucho tiempo, intenté elevarme y volar, como hiciera antaño junto a  mis añorados congéneres. Pero mi esfuerzo fue inútil. El don del vuelo me había abandonado. Por tanto, no un círculo sino una burbuja, constituye mi encierro, mi translúcida cárcel, mi condena etérea.
  Estoy por tanto, condenado, aunque no recuerdo muy bien mi falta o mi pecado, en este ínfimo trozo de un mundo que no se me permite explorar. Unas invisibles cadenas me sujetan firmemente en este cautiverio como a los antiguos condenados a los que se dejaba morir de hambre y desesperación, colgados de los húmedos y ásperos muros de alguna inmunda celda. Observo cada día el sol azul que recorre el cielo en un suspiro, perseguido un poco más tarde por su rojo compañero. Día azul y día rojo. Luego la corta noche. He pasado la estación del frío innumerables veces, así como el calor, el viento y el desaliento de las noches de tormenta cuyos chispazos rivalizaban en fulgor con los diurnos astros.
  Pero recientemente he descubierto una cierta capacidad de movimiento. Un día, pensando en los verdes valles de mi mundo de origen, en los frescos regatos que bañaban cada rincón del fértil terreno que me vio nacer, en los elegantes pináculos de nieves perpetuas que bordeaban la tierra de mis ancestros; de pronto me sentí transportado en una inconmensurable sensación de delirio, de mareo, de suave desplazamiento. Mantuve fuertemente cerrados los ojos temiendo ser víctima, al abrirlos, de cualquier horrible alucinación que me hiciera enloquecer, pues no podía poner en duda que me había movido en algún sentido. Meditativamente deduje, pues era innegable mi imposibilidad de desplazameinto espacial, que el viaje se había producido en el tiempo. Y quede convencido de que me hallaba en el mismo lugar pero, quizá, a unos días en el pasado o en el futuro, o quizá a eones de distancia temporal.


  Tentativamente, abrí los ojos y paseé una temerosa mirada a mi alrededor. Me encontraba ciertamente

lunes, 24 de junio de 2013

Primeros vuelos humanos al espacio ( I )



  El 4 de octubre 1957 se produce el primer hito de la exploración espacial. Por primera vez, un objeto creado por el hombre alcanza  el espacio y se sitúa en órbita alrededor de la Tierra. El objeto fue llamado Sputnik I y su electrónico "beep, beep" martilleó la cabeza de los responsables del programa espacial americano durante tres semanas recordándoles una y otra vez que los soviéticos les habían vencido en el primer envite de lo que se dio en llamar la carrera espacial.
  Durante doce años, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y el reclutamiento forzoso de los ingenieros de Peenemünde por las potencias vencedoras, estas habían estado trabajando en el desarrollo de lo que los nazis habían iniciado: las bombas volantes propulsadas por cohetes. Con la doble intención de, por un lado, hallar la fórmula para construir un misil viable de alcance planetario, o al menos intercontinental, y, por otro, seguir los consejos del sabio Tsiolkovski, que ya predijo en los albores del siglo XX que la única forma de alcanzar el espacio sería mediante el uso de cohetes, los equipos de ambos lados del hemisferio norte, se aplicaron a la tarea de crear un cohete con la potencia suficiente para escapar del influjo gravitatorio terrestre sin explotar por el camino y llevando en su morro una carga útil que lo mismo podía ser un racimo de cabezas nucleares que una sofisticada cápsula con un pionero espacial a bordo, ya fuera este perruno, simiesco o humano.
  La primera ventaja, como hemos dicho, fue para los soviéticos, que con sus sobredimensionados cohetes dispusieron de una enorme potencia lanzadora en contraposición a los norteamericanos, que con sus escuálidos pirulís no conseguían levantar el vuelo. Sobre la diferencia de capacidad lanzadora de ambas potencias ya hablamos en un artículo anterior: Historias de cohetes.
  Al final, los americanos también lograron su primer satélite artificial, el Explorer I, y así, durante casi cuatro años, los dos adversarios de la guerra fría situaron multitud de aparatejos en órbita. Pero el segundo gran objetivo de la carrera espacial estaba servido: enviar un hombre al espacio (y si era posible, devolverlo a la Tierra sano y salvo). Y ese honor fue para el simpático coronel de la fuerza aérea Yuri Gagarin.

  Vostok
  Cabalgando sobre su supremacía en el ámbito de los cohetes, los soviéticos consiguieron vencer también en este reto. Usando prácticamente el mismo tipo de lanzador que en la serie Sputnik, consiguieron colocar en órbita una curiosa cápsula de forma esférica (habitáculo), con un cono invertido -festoneado de depósitos esféricos- adosado a su parte posterior (módulo de servicio) y todo ello erizado de múltiples antenas: la cápsula Vostok, un estrambótico producto del más refinado diseño de la ingeniería soviética. La verdad es que, comparadas con las estilizadas cápsulas americanas, los diseños rusos resultan un poco desconcertantes, aunque no exentos de cierta extraña belleza.

sábado, 22 de junio de 2013

Noticias del espacio XIII. Fotografiando la Tierra



Enfocando a la Tierra desde la órbita.

Image credit: NASA

Dentro de la "cúpula", el astronauta de la NASA Chris Cassidy, ingeniero de vuelo de la expedición 36, usa un objetivo de 400 mm en su cámara digital para fotografiar los paisajes que van apareciendo a su vista a unas 250 millas por debajo de él conforme la estación espacial internacional sobrevuela la faz de nuestro planeta. Cassidy lleva a bordo de la atalaya orbital desde finales de marzo y prolongará su estancia hasta el mes de Septiembre.



Saber más

El nombre original, en inglés, de este implemento de la ISS es “ The Cupola”. Puede tener el significado de “cúpula”, que es el habitualmente aceptado, pero también el de “linterna”. Este último término hay que entenderlo en su acepción arquitectónica, es decir, refiriéndose a esa especie de torreta con aberturas o vanos que suele rematar una gran cúpula con objeto de facilitar la ventilación e iluminación del interior de esta.

miércoles, 19 de junio de 2013

La Biblioteca oculta de Zöor (IX)



  


  Un bólido celeste, probablemente un fragmento desgajado del más viejo de los cometas, se dirigirá hacia el tercer planeta del sistema.
  Nuestro Vigilante intentará capturarlo, pero su esfuerzo será vano, pues las redes de energía no podrán alcanzarlo. Cuando se produzca la separación, debida al influjo de una gran tormenta solar, la temible roca ya se encontrará demasiado cerca del planeta.
  El Vigilante, abrumado, descubrirá que la trayectoria del bólido lo conduce al corazón de uno de los continentes más viejos y poblados, y donde se concentra, por ende, el mayor acervo artístico y cultural de la civilización que habita ese mundo.
  Calculará que una colisión de esa magnitud supondrá un desastre del que la civilización de ese mundo tardará un largo tiempo en recuperarse, si no sucumbe a sus consecuencias. Millones de muertos, un continente devastado y consecuencias ambientales impredecibles que afectarán a todo el orbe.
  El Vigilante tendrá que pensar rápido y tomar una decisión. Durante un milenio ha protegido discretamente el sector asignado, cumpliendo uno de los principales preceptos de su casta: no hacerse evidente a los pobladores autóctonos.
  El dilema es irresoluble. Si interviene in extremis, será probablemente descubierto. Si no lo hace, el objeto de sus desvelos dejará de existir.
  El tiempo apremia y en pocos segundos el coloso celeste descargará toda su fuerza sobre la superficie de ese desgraciado mundo condenado.
  Pero el Vigilante ha tomado una decisión.

lunes, 17 de junio de 2013

Comentarios. Aquellas viejas series.1.Perdidos en el espacio(I).




  Una de las series que mayor impacto tuvieron entre la gente de mi generación, cuando éramos niños allá por los años sesenta, fue, sin duda alguna, Perdidos en el Espacio, (Lost in Space, 1965-1968). No tengo un recuerdo muy claro al respecto pero creo que, a diferencia de Star Trek, que ha tenido una vida más larga y exitosa, Lost In Space era un producto más infantil, menos complejo y, quizá por ello, más efímero. Pero, aún así, opino que acreditó una serie de méritos que intentaré describir  en este artículo.
  Un proyecto fantástico.
  En 1964, Irwin Allen intentó vender a la Fox su idea de una familia viajera al estilo de los Robinsones suizos, obra de Johann Wyss, en la que se basa la serie que nos ocupa y cuya influencia se reconoce sin reparos en algunos detalles como el hecho de que la familia protagonista responda al apellido por el que se conocía al helvético clan (aunque en realidad los miembros de este no se apellidaban así, sino que toman este apelativo para hacer referencia al otro ilustre naúfrago de la literatura viajera: Robinson Crusoe).
  En un mundo superpoblado de un futuro  muy cercano (la acción se desarrolla en 1997) una serie de familias voluntarias van a ser enviadas a colonizar supuestos planetas habitables de nuestro entorno galáctico, siendo los pioneros de este proyecto la mencionada familia, que tiene como objetivo el sistema de Alpha Centauri. La idea gustó a los ejecutivos televisivos aunque no así el episodio piloto presentado, con lo que hubo que rehacer dicho episodio. Finalmemte la serie comenzó a emitirse en septiembre de 1965 en la CBS, que optó por ella en detrimento de la otra gran serie de SF de la época, la ya citada  Star Trek, que finalmente fue emitida por la NBC.

sábado, 15 de junio de 2013

Intro XXV




  -¿Quieres decir que  voy a tener un cacharrito de esos para mí, para viajar por mi cuenta y riesgo?
  -Así es. Ya irás aprendiendo a manejarlo.
  No sabía si alegrarme o no. ¿Qué iba a hacer? ¿Viajar los fines de semana? En lugar de ir a la playa o a pasear por el campo, podría darme un garbeo por Alpha Centauri o por Sirio. En las vacaciones podía irme a explorar regiones desconocidas del cosmos. Era de locos.
  Estas reflexiones me llevaron a recordar mis obligaciones cotidianas en la Tierra, las cuales había descuidado bastante desde que salimos de viaje. Quizá me habrían dado por desaparecido. Y el trabajo...
  -¿Cuánto tiempo llevamos viajando? -pregunté a X, súbitamente alarmado. Durante el viaje había estado tan absorto y ocupado que no había reparado en esta cuestión-.
  - Según el tiempo terrestre, salimos hace exactamente 3 horas, 17 minutos y 12 segundos.
  - Ah, Bueno -repuse tranquilizándome de inmediato-. Pero, ¿cómo es posible? A mí me parece que llevamos varios días dando tumbos por ahí...
  - Veras, en realidad hay un pequeño truco. Aunque se considera que el viaje con el dispositivo transportador dura entre 1 segundo y varios minutos, la verdad es que se trata de tiempo negativo. Debido a los pliegues en la envoltura del espacio real que se utilizan para acortar el camino, no solo se viaja en el espacio, sino también en el tiempo. Si uno lo desea, puede volver a un sitio "antes" de haber estado allí por primera vez. Es lo que ocurrirá cuando volvamos a Daroon 6.

domingo, 9 de junio de 2013

Voyager. Hacia el límite exterior.

  Leo en Nature.com una entrevista con Ed Stone, director de las misiones Voyager 1 y 2. Stone pertenece al equipo de la misión desde el inicio de esta, hace 36 años, y ha realizado una importante labor de coordinación entre los científicos que usan el instrumental y los ingenieros que conducen la nave. Nos cuenta la sorprendente historia de estas dos naves gemelas, nos lleva a un emocionante paseo por el sistema solar y nos habla acerca del vasto conocimiento científico que, durante su periplo, nos han aportado aquellas, así como de los muchos interrogantes que aún quedan abiertos sobre nuestro sistema planetario. Voyager 1 y 2 son dos pequeños veleros transestelares que nacieron como hijos del primitivo programa Mariner de exploración interplanetaria ( las sondas que por primera vez visitaron Marte, Venus y Mercurio). Pero sus objetivos fueron creciendo hasta convertirse en una misión mucho más ambiciosa, lo que aconsejó darles un status independiente. Así nació la Misión Voyager: los planetas exteriores y más allá, las estrellas.
 
La sonda Voyager, el disco "Sonidos de la Tierra" y su cubierta con los grabados simbólicos


  Siguiendo la estela de los Pioneros (Pioneer 10 y 11), dos naves anteriores con objetivos similares pero mucho más elementales en su concepción e implementación,  su objetivo era realizar pasadas (flyby) por los gigantes gaseosos de nuestro Sistema Solar, para salir luego del mismo y dirigirse al espacio interestelar. Así, Voyager 1 visitó Júpiter y  Saturno en 1979 y 1980 respectivamente, para luego abandonar el plano de la eclíptica y, elevándose por encima de este, dirigirse a las estrellas. La causa de ello es que, dado el interés que despertó en los científicos de la misión el hallazgo de una atmósfera en Titán, decidieron modificar la trayectoria de la sonda para lograr un mayor acercamiento a  la gran luna de Saturno, aunque ello supusiera renunciar a las posteriores etapas del viaje: Urano y Neptuno. Voyager 2 realizó una exploración más completa visitando los cuatro gigantes gaseosos de nuestro sistema: Júpiter (1979) , Saturno (1981), Urano (1986) y Neptuno (1989). Una vez sobrepasada la órbita del último planeta, abandonó igualmente la eclíptica, pero en dirección opuesta a la de su compañero. Todas las imágenes e información disponibles actualmente sobre estos cuatro planetas se la debemos a estas dos sondas.