sábado, 31 de enero de 2015

Primeros vuelos humanos al espacio (VII)



  El principal objetivo de la frustrada Gemini 6 era el de experimentar los acoplamientos en órbita. De hecho, la misión inicial tenía previsto realizar hasta cuatro acoplamientos con el ATV durante los casi dos días de misión. Como curiosidad, también comentaremos que otra de las actividades previstas para esta misión era la de observar un rayo láser generado desde la Base de White Sands (Nuevo México) al paso de la nave, como experimento para futuras posibilidades de comunicación visual desde tierra con las naves en el espacio. Otra novedad prevista para este vuelo era la de retransmitir por televisión el procedimiento de recuperación de la nave y sus tripulantes una vez amerizara en el Atlántico, para lo que el portaaviones Wasp iría equipado con una emisora de televisión que enviaría la señal a través del Intelsat I (apodado "Early Bird", "pájaro madrugador"). Pero, como ya referimos en el capítulo anterior, todo esto se fue al garete con la explosión del Agena.


Intelsat I, un satélite de comunicaciones muy madrugador

  Con la fecha prevista para el Gemini 7 (4 de Diciembre) acercándose y el Gemini 6 perdido en la schedule del Programa, el calendario de lanzamientos se complicaba y no hubo más remedio que tirar de imaginación para buscarle hueco a  la aplazada misión.
Se decidió, entonces, mantener la fecha de la Gemini 7, que adelantaría  por tanto a la 6, y adjudicarle un nuevo cometido en su dilatada estancia de 14 días en el espacio: servir como objetivo de cita espacial para la Gemini 6, que finalmente sería lanzada mientras su compañera se encontraba en el espacio. Las cápsulas Gémini no tenían dispositivo de atraque, solo un morro más o menos puntiagudo que hacía de "macho" en el acoplamiento con el dispositivo "hembra" de la Agena; por tanto, dos cápsulas no podían acoplarse, pero sí encontrarse frente a frente en el espacio, con lo que efectuarían la primera cita espacial de la historia. Incluso se barajó la posibilidad de que los pilotos de ambas naves ( Stafford, de la 6 y Lovell, de la 7) realizaran una EVA e intercambiaran sus puestos, con lo que también se conseguiría otro hito astronáutico, útil, por cierto, para un eventual rescate espacial. Sin embargo, Frank Borman, comandante de la 7, desestimó esta posibilidad por la incomodidad que supondría para su piloto el uso de un pesado e incómodo traje EVA en una misión de tan larga duración. Recordemos, a tal efecto, que Borman y Lovell vestirían los ligeros y cómodos G5C , que no eran aptos para actividad extravehicular (Trajes IVA: IntraVehicular Activity).






Las tripulaciones de la Gemini 6 (Stafford y Schirra), arriba y de la Gemini 7 (Borman y Lovell), abajo
  Así, el 4 de Diciembre de 1965, Borman y Lovell, en su cápsula Gemini 7, a lomos de un Titán II, abandonaron la plataforma LC19 de Cabo Cañaveral dirigiendose a unas seguramente tediosas vacaciones pagadas de dos semanas en el espacio, con sus propios cuerpos como sujeto del principal experimento de la misión: evaluar la resistencia humana en el espacio. Aunque, eso sí, tenían previsto recibir la visita de unos amigos.


Hubo que modificar el emblema de la misión 6. En el definitivo, abajo, aparecen las dos cápsulas
  Pero no habían acabado los inconvenientes para la Gemini 6 (oficialmente Gemini 6A, ya que los vuelos acompañados de vehículos Agena, se denominaban así, con la "A" para la cápsula tripulada y la "B" para el de la ATV). El 12 de Diciembre, con todo preparado en el Launch Pad LC 14, y con la ignición de motores ya en marcha, una de las conexiones entre el cohete y la torre se desprendió antes de tiempo, provocando el inicio del ordenador de a bordo, lo cual no debía ocurrir hasta que el cohete hubiera realmente despegado. El programa del ordenador, al no detectar movimiento de elevación, interpretó la situación como un fallo de lanzamiento y esto desencadenó el protocolo de aborto de misión, poniendo al comandante Wally Schirra en un apurado dilema.
  Como ya es sabido, las cápsulas Gémini, a diferencia de las Mercury y las Apolo, no disponían de torreta de escape ( medida de seguridad que consiste en un pequeño cohete sobre el morro de las cápsulas que, en caso de accidente durante el lanzamiento, separa y aleja el habitáculo de la tripulación  para apartar del peligro a los astronautas). Dada la peculiar configuración de la Gemini, con una escotilla independiente para cada tripulante, se consideró más adecuado dotar a estos de asientos eyectables al modo de los aviones de combate. Pero para que los paracaídas implementados en dichos asientos sean eficaces, el aparato debe estar en el aire, y, con el cohete aún en el suelo, Schirra decidió, acertadamente, que no habría altura suficiente para que aquellos se desplegaran de forma correcta. Así que decidió interrumpir el mencionado protocolo y esperar "tranquilamente" sentados a que tras el apagado de motores de emergencia, los asistentes vinieran a sacarlos. Otro lanzamiento frustrado y otro aplazamiento. Pero esta vez no habría que esperar tanto. Durante tres días los técnicos revisaron, sustituyeron y aseguraron los cables y conexiones umbilicales entre la torre y el cohete, recargaron los depósitos de combustible del Titán y lo dejaron todo preparado para realizar una nueva tentativa -y ya serían tres- de lanzamiento el 15 de Diciembre de 1965, fecha en que, por fin, la Gemini 6 alcanzó el espacio.

 continuará

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