domingo, 16 de marzo de 2014

“Alien” balls from outer space found in a remote area of Namibia.



 Esferas “extrañas” halladas en una apartada zona de Namibia.


(Leído en el artículo “Spherical Object Drops from the Sky in Namibia”, by Nancy Atkinson; Universe Today)






   Hace unos años fue hallada en una planicie del norte del país, a más de 700 kilómetros de la capital, Windhoek, una esfera de apariencia metálica, de poco más de un metro de diámetro, y semejante, si se deja vagar un poco la fantasia, a esos artefactos alienígenas que aparecen en las películas fantásticas. Pero tras una inspección un poco más detallada se descubrió que podía ser cualquier producto de la tecnología humana, elaborado con metales o aleaciones perfectamente habituales en la industria aeroespacial.

  ¿Pero cómo aparece ese objeto en un páramo del África profunda? El objeto, al caer, provocó un cráter de unos 30 centímetros de profundidad y unos tres metros de anchura y, tras un evidente rebote quedó detenido a unos 18 metros del lugar del impacto. Todos estos datos los aporta la abnegada policía forense del país africano.

  Para entender este fenómeno deberemos remontarnos a otros hechos similares reportados algunos años antes en otras remotas zonas del planeta pertenecientes a Brasil y Australia, en 2006 y 2008, respectivamente. Unas esferas de tamaño similar, algunas bastante maltrechas, fueron halladas en estos lugares. 


  Tras consultas a las agencias espaciales NASA y ESA y  un pormenorizado análisis de los expertos del ramo, se concluyó que estas esferas no eran más que unos depósitos presurizados recubiertos de fibra de carbono o Kevlar, diseñados para contener el combustible utilizado por naves y satélites para realizar maniobras en órbita. Nada que ver con los enormes depósitos de los cohetes, que funcionan durante el lanzamiento y que, una vez agotados, son expulsados, se desintegran con la fricción atmosférica, y no llegan al suelo. Pero los pequeños depósitos de los motores de maniobra, al estar diseñados para trabajar en el vacío del espacio, son muy resistentes, ya que el gas que contienen se halla a una presión muy elevada –para contener la mayor cantidad posible- y el depósito debe soportar la diferencia de presión entre el interior y el exterior –donde la misma es inexistente-. De no ser así el depósito podría estallar. Al ser tan resistentes, a veces llegan a aguantar el impacto de la reentrada atmosférica cuando el satélite deja de ser operativo y se “inmola” en la caída al pozo gravitatorio terrestre. A veces, de hecho, los únicos fragmentos que sobreviven de estos aparatos son precisamente los mencionados depósitos. Y esta es la explicación oficial de los hallazgos de Brasil y Australia. Y, por suerte, no se encuentran más porque la mayoría de los restos caen al mar. Aunque se han reportado otros muchos hallazgos de este tipo en ocasiones anteriores. Así,  el peligro de la basura espacial, como ya han avisado algunos astroecologistas –una profesión con mucho futuro- es evidente y sus riesgos aumentan con el tiempo. Y si no, que se lo pregunten a la “Dra. Stone”.

  Pero, incluso tras el estudio oficial por expertos, no concluyente,  la esfera de Namibia seguirá siendo un objeto extraño de origen ¿extraterrestre?

  Como sugiere un sarcástico comentarista de la noticia., jugando con el doble sentido del términio “alien” en inglés (alienígena y “extranjero o extraño”): “Well, technically it is from an alien spacecraft. Unless Namibia has a space program they haven’t told us about.”(…técnicamente –el objeto- procede de una nave “alien”(extranjera), a no ser que Namibia tenga un programa espacial del que no nos han hablado).



  No obstante, y para quedarnos tranquilos, aunque la explicación anteriormente citada de los depósitos de hidracina altamente presurizados no es aplicable a este caso, pues por su apariencia externa la esfera de Namibia parece “otra cosa”, algunos expertos ya han sugerido algunas posibles explicaciones como piezas de maquinaria desechadas de los telescopios espaciales, giróscopos de posición de algún obsoleto satélite o una pieza de alguna de esas numerosas sondas rusas que fracasaron tras el lanzamiento y podrían haber quedado en órbita hasta la degeneración del impulso, cayendo ahora hasta la Tierra. Baste recordar el famoso caso de la Phobos Grunt. Algunos van más allá y sugieren la posibilidad de que la pieza pertenezca a alguna de las viejas Apolo. ¿Y si fuera un trocito de la malograda Apolo XIII, cuyo destrozado módulo de servicio soltó por ahí una gran cantidad de chatarra espacial…?


2 comentarios:

  1. Pues menos mal que caen en medio de desiertos o similares. Sean de donde sean y de lo que sean, el peligro está en el cachiporrazo que dan, ¿no? Ay, qué poquito cuidado tienen con las cosas.

    ResponderEliminar
  2. Oh, I'm very very sorry...no me había dado cuenta de que olvidé contestar a este (y otros ) comentarios. Gracias por tu infinita paciencia para leer estos tochos que perpetro. Bueno, hablando del tema, hay que decir que la chatarra espacial, de caer a la Tierra lo haría en las zonas intertropicales preferentemente, ya que, con ciertas variaciones, las órbitas de los cacharros espaciales suelen ser ecuatoriales por aquello de aprovechar el impulso de la rotación y bla, bla...Esto nos deja tranquilizadoramente fuera del rango de posibles bombardeos celestes. Pero la bola esta del artículo tiene muy "mala sombra". Quien sabe de donde viene y por qué...¡¿?!

    ResponderEliminar