jueves, 25 de abril de 2013

La Biblioteca oculta de Zöor (VII)


"...Y me dijo que hubo Seis Días en el mundo. Y que el Primer Día, después de la creación del Mundo, la Humanidad fue creada por la Gran Mano. Pero los humanos olvidaron a la Gran Mano y lucharon entre sí por el gobierno del  mundo. Durante el Primer Día los humanos usaron la violencia y la maldad para aniquilarse mutuamente y estuvieron a punto de destruir también el mundo. Hubo un hombre, sin embargo, que consiguió desterrar la violencia y el odio con sus enseñanzas. Algunos pensaron que era el hijo de la Gran Mano y le adoraron como a un Dios. Y la Gran Mano volvió a ser conocida y a gobernar el Mundo a través de los Siervos de la Gran Mano. Aquel hombre consiguió enviar al cielo un rayo más rápido que la luz. Los demás hombres y mujeres aprendieron a dominar ese rayo y a construir máquinas que cabalgaban sobre ese rayo. Y Empezó el Segundo Día. Durante el Segundo Día los humanos ya no lucharon entre sí y dedicaron sus fuerzas a conquistar otros mundos. Algunos nacieron en esos mundos y ya el mundo no fue uno sino muchos mundos.
Entonces hubo una mujer que enseñó a la humanidad a domesticar los mundos salvajes que se encontraban más allá de los dominios de la Gran Mano, y en su nombre la humanidad tomó posesión de ellos haciendo más grande el Imperio de la Gran Mano.Cuando ya no hubo rincón alguno del Imperio de la Gran Mano que no estuviera conquistado por el hombre y cuando ya no quedaba el más pequeño mundo que no estuviera habitado por los humanos, hubo otro hombre que consiguió salir de la piel del Gran Imperio y descubrió que al otro lado de la Piel había otros lugares, otros mundos y otras rutas para viajar más rápido de un punto a otro del Imperio de la Gran Mano. Y este hombre enseñó a los otros hombres y mujeres a viajar por fuera de la Piel del Espacio y entonces empezó el Tercer Día. Durante el Tercer Día los humanos aprendieron cómo los soles nacían, vivían y morían y aprendieron a crear soles y a transformar soles y a llevar los soles de un sitio a otro según sus necesidades. Hasta que un día, una mujer y un hombre consiguieron viajar al otro extremo del Imperio de la Gran Mano mientras sus cuerpos permanecían dormidos en su mundo de origen. Y consiguieron completar el viaje en menos de lo que un mundo tarda en dar una vuelta sobre sí mismo. Y cuando mostraron a los demás hombres y mujeres como salir de sus cuerpos para viajar a cualquier punto del Imperio, entonces comenzó el Cuarto Día. Aprendieron entonces, durante sus viajes, a expandir sus conciencias hasta abarcar Imperios enteros. Pudieron contemplar  al Imperio de la Gran Mano en su rincón del Universo como si fuera  un pequeño juguete y comprendieron que los imperios ya no tenían sentido, pues no eran más que pequeños remolinos de polvo girando abandonados en la inmensidad de Universo. Llegó un momento en que no necesitaron ya volver a sus cuerpos físicos y los  abandonaron como cascarones vacíos. Y aprendieron a crear galaxias, esos cúmulos en que se arremolinaban millones de soles y que antaño llamaron imperios. Expandieron por tanto, los límites del Universo mediante la creación de nuevas galaxias y, cuando ya parecía que el Universo no podía crecer más, empezó el Quinto Día. Durante el Quinto Día cada hombre y cada mujer se hizo dueño de su propia galaxia y la gobernó a su antojo, mientras otras pequeñas criaturas empezaban a proliferar en ellas. Y cada hombre y cada mujer de la Humanidad se convirtió en la Gran Mano de su Mundo de mundos. Pero cada vez se sentían más solitarios y empezaron a fundirse unos con otros. Entonces empezó el Sexto Día. En el Sexto Día todos los dioses menores se habían fundido en uno solo. Ya habían dominado la materia y eran capaces de crearla y destruirla a su antojo, de modo que  ya de nuevo solo existía  un Mundo que lo abarcaba todo y una Deidad que lo gobernaba todo. Y entonces empezó el Séptimo Día. En el Séptimo Día, la Gran Deidad Única no hizo nada, sino descansar. Y la oscuridad se adueñó de todo mientras la Gran Deidad dormía. Pero al Día Siguiente, empezó otro Primer Día, y cuando Dios despertó y encontró las tinieblas, dijo:
"-Hágase la luz". Y la luz se hizo. Y Dios vio que la luz era buena. Y separó Dios la luz de las tinieblas. Y a la luz la llamó...


Fragmento hallado en la Biblioteca de Zöor

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