domingo, 14 de octubre de 2012

Un diamante de 29885 cuatrillones de quilates.


  ¿Se imaginan un diamante del tamaño del planeta Tierra? ¿Incluso más grande?
  Unos científicos de la Universidad de Yale (EE.UU.) anuncian que han descubierto un planeta rocoso compuesto de grafito y diamante,  más grande que la Tierra y extremadamente caliente ya que, según los investigadores, su temperatura alcanza los 2.148 grados centígrados.
  El planeta, llamado 55 Cancri e, es uno de los cinco  que orbitan en torno a una estrella similar al Sol en la constelación de Cáncer, a 40 años luz de la Tierra, relativamente cerca, por lo que se puede ver a simple vista ( la estrella, no el planeta).

  
  "El planeta parece estar compuesto principalmente de carbono, hierro, carburo de silicio, y, posiblemente, algunos silicatos", apuntan los investigadores que publicarán el estudio en la revista Astrophysical Journal Letters.
  El estudio calcula que al menos un tercio de la masa del planeta, equivalente a tres veces la masa de la Tierra, podría ser diamante (Leído en La Vanguardia.com/Ciencia).
  Al parecer no es la primera vez que se descubren diamantes al por mayor en el universo: Ya se conocen otros planetas con características parecidas a 55 Cancri e, aunque este es el primero que se encuentra orbitando una estrella similar al Sol, tan cercano a la Tierra y de un tamaño superior a esta. Hay también estrellas de carbono que podrían contener un núcleo de diamante como consecuencia de la evolución estelar. Incluso dicen los que entienden que nuestro propio sol, cuando se convierta en una enana blanca, tendrá su propio diamante en el interior.

  Pero ¿por qué ocurre esto? Pues porque un diamante es, al fin y al cabo, carbono, carbono puro. Pero que ha sido sometido a unas condiciones de presión y temperatura tales que han provocado que adopte una especial estructura cristalina, y esto hace que tenga unas cualidades especiales como el brillo (que se multiplica gracias al tallado) y la dureza (lo que lo hace útil para ciertos usos industriales).
  El carbono abunda en la Naturaleza y parece que no es difícil que se den las condiciones para su transformación en diamante. De hecho, el planeta mencionado, al ser tan masivo y encontarse tan cerca de su estrella parece que dispone en abundancia de los ingredientes necesarios para ello: presión y temperatura.

Imágenes de diamantes en bruto. En algunos se aprecia la típica forma octaédrica

  En la Tierra, los diamantes se formaron en capas profundas del interior planetario y fueron arrastrados posteriormente por erupciones internas de magma hasta capas más superficiales donde son accesibles a la explotación por el hombre. Se cree que los diamantes se conocen desde la antigüedad y siempre han resultado atractivos por sus formas y su brillo.
  El diamante y el grafito son alótropos del carbono, es decir formas en que se aglutinan las moléculas del elemento dando lugar a diferentes estructuras. Alguien pensará: tan distintos y con un mismo origen; efectivamente, todo depende de la forma en que se estructuran las moléculas y esto viene dado por las condiciones de presión y temperatura como quedó dicho anteriormente.
 
¿Por qué siempre nos han atraído los diamantes?
  Un brillante -que es como se llama al diamante tallado-  tiene 57 o 58 facetas, que son las caras o planos en que se va cortando para darle su aspecto característico. La capacidad de reflejar la luz de su estructura cristalina hace que sus destellos sean espectaculares.
   El gran salto cualitativo de la industria del diamante tiene un hito fundamental. En 1948 algunas empresas de joyería acuñaron el famoso "Un diamante es para siempre" y a partir de ahí, gracias a una afortunada (y cíclica) campaña publicitaria, el diamante pasó de ser uno de esos lujos sólo al alcance de grandes fortunas (o hábiles ladrones) a ser uno de los objetos de deseo de las clases medias del primer mundo, con lo que se ensanchó el mercado de este artículo. El cine, siempre atento, ayudó a su popularización con cintas como Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany's, 1961 -¿hay alquien que no se quedara embobado ante el angelical rostro de Audrey?) o Diamantes para la eternidad (“Diamonds are Forever”, 1971. Una excusa con 007 de por medio para escribir en grandes letras, de nuevo, el sempiterno mensaje relativo a la durabilidad de estos pedruscos).

  Sin embargo, ingenieros que pensaron en su hipotético uso para estructuras que debían ser resistentes, dadas sus cualidades, pronto descubrieron sus puntos débiles ante los impactos y el calor. Su tenacidad –resistencia a los impactos- no es mejor que la de muchos materiales usados en ingenieria. Ello se debe a los planos de fractura, aprovechados por los talladores para “trocear” las piedras antes del tallado.
  En cuanto a su comportamiento ante el calor, es interesante recordar el experimento de  Antoine de Lavoisier , padre de la química moderna, que quiso descubrir la composición del diamante a través del análisis de los gases producidos por su combustión. Él presuponía, pues, que era posible quemar un diamante. Y lo hizo. Corría el año 1772 cuando convenció a sus compañeros científicos y realizó entre ellos una colecta para poder comprar un diamante. Luego lo introdujo en un recipiente cerrado y con ayuda de lentes concentró los rayos solares hasta conseguir una temperatura de 800 grados, con lo que consiguió la combustión del pequeño brillante. Resultado: CO2. O sea, el oxígeno del aire y el consabido carbono. Personalmente pienso que solo quemaría una parte de la gema, pues según otras fuentes, se han hecho experimentos en la actualidad con diamantes industriales y tras 10 minutos de soplete a 2000º,  se vaporiza solo parcialmente. Parece ser que el británico  Humphry Davy realizó un experimento similar al de Lavoisier. En cualquier caso, en un incendio, es probable que se perdieran los diamantes. Porque al fin y al cabo, el carbono, entre sus cualidades, tiene la de ser un  buen combustible.
  Hay que decir, de todas formas, que como todo artículo de lujo, como símbolo de riqueza, los diamantes también han provocado mucho dolor. Y están sirviendo para financiar guerras fratricidas en África (los conocidos como diamantes de sangre) aparte de la condición de semiesclavitud que conlleva su explotación en ese tecnológicamente atrasado continente.
  Por otra parte, el negocio de los diamantes, concentrado en unas pocas manos, funciona casi como un monopolio que consigue mantener o elevar los precios de forma arbitraria, ya que en la actualidad los diamantes podrían producirse de forma artificial y sería difícil distinguirlos de los naturales. En un mundo más justo quizá los diamantes no fueran fruto de la crueldad, la guerra, el odio y la avaricia. Podrían fabricarse a bajo costo y serían baratos. Pero mientras sigan obteniéndose por los medios tradicionales, serán escasos, costosos y seguirán engordando las fortunas de unos pocos.

 En el cielo con diamantes. Imagen de 2001, Odisea en el espacio
   
Por cierto, Arthur C. Clarke predijo en su obra 2061, Odisea 3 que el núcleo de Júpiter, de tamaño similar a la Tierra, podría estar formado, por un proceso similar al explicado al principio de este artículo, por un único y enorme diamante. Haciendo un sencillo cálculo se puede decir que sería un diamante de 29885 cuatrillones de quilates.

5 comentarios:

  1. ¡Planetas de diamante! Parece cosa de cuento de hadas o similar. Qué curioso.

    A mí no me atraen nada las joyas, pero un planeta relleno de diamantes me parece una preciosidad.

    PD: me acabo de enterar de que hay una Odisea 3 :-(

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    1. Parece que los diamantes van a resultar lo más vulgar del Universo, dada su abundancia...Estaría bien porque así dejarían de ser objeto de la codicia. Seguirían siendo bonitos y tal, pero más baratos. A mi me atrae este tema porque demuestra lo pequeño que es el ser humano, que se emboba ante una pequeña joya y no es capaz de apreciar las maravillas del Universo y el conocimiento.
      Odisea 3 es quizá la menos conocida de la saga y la que más se aleja de la trama inicial. Tampoco tuvo, en su época, mucha repercusión mediática. Yo me la encontré por casualidad en una librería de Madrid, sin haber tenido noticias previas acerca de ella.

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  2. No parece algo increíble de creer, ya que el carbono es parte del universo. Lo que no entiendo es cómo han podido saberlo con sólo ver su estrella.
    En un planeta así, será imposible la existencia de vida de cualquier tipo ¿no?
    ¿Podría darse el caso de confundir el planeta con una estrella, por su brillo o eso sí que sería un cuento chino?

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    1. Lo saben porque hacen estudios espectrográficos de la luz reflejada por el planeta. Cada elemento tiene su propia firma en el espectro de radiaciones. Por otra parte, no lo saben con certeza: son suposiciones o hipótesis con arreglo a las condiciones que se detectan en el planeta: masa, presión, composición, temperatura, etc. Por ejemplo: si descubren un planeta en el que predomina el hidrógeno, el metano, etc...sabrán que están ante un gigante gaseoso como Júpiter, Saturno, etc...porque esos elementos suelen encontarse en estado gaseoso en el Universo, y para que el planeta pueda reternerlo debe ser muy grande y tener mucha gravedad, ya que de lo contrario esos elementos escapararían al espacio. En fin, esto es un ejemplo muy resumido, pero para hacerse una idea...Hasta pronto.

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