Mientras se volvía a cerrar en torno a nosotros la cortina de oscuridad
que me indicaba que estábamos viajando de nuevo, un montón de ideas bullían en
mi cabeza. X ya me había hablado de errores en nuestra sociedad como la
pervivencia del gregarismo y la
violencia, que habían cumplido una función importante en el desarrollo
de la especie, pero que pertenecían a momentos evolutivos ya superados. Sin
embargo, aún no habíamos sido capaces de despojarnos de ellos. Ahora, unos
pequeños cangrejos me enseñaron que una sociedad que verdaderamente funcione
sin conflictos ni tensiones debe estar formada por iguales, sin jefes ni
líderes. Es cierto, pensé, que a lo largo de nuestra historia los grupos
humanos siempre habían necesitado el gobierno o control de un líder o grupo de
ellos. Quizá porque nuestro propio individualismo nos impedía colaborar
eficientemente y necesitaba ser contrarrestado por normas o leyes que
recondujeran nuestra actitud hacia la utilidad al grupo. O, simplemente, por el
látigo del tirano que nos ponía a su servicio. Y ahí podía estar una de las
claves: como sugirió Platón y remachó Lord Acton "el poder
corrompe...", y esa necesidad de un líder que nos "obligue" a
dar algo a la sociedad se puede subvertir en la pesada carga de un líder que
nos exija darle algo -o todo- a él mismo. Claro que ese líder individual,
personificación de la tiranía, que a lo
largo de la historia se metamorfoseó en emperador, señor feudal, monarca divino
y abosoluto, otra vez emperador, dictador, presidente corrupto...y toda esa
fauna política individualizada en una sola persona, era relativamente fácil de
derrocar, como realmente se acabó haciendo en las sucesivas revoluciones,
algaradas o simplemente matanzas...
Sin embargo, la política moderna concibió un nuevo estilo de líder
basado en el poder económico y el engaño financiero en el que el mando político
estaba en poder de una hidra de muchas cabezas contra la que el desfasado
revolucionario de turno, como un obtuso Heracles que no dispusiera de la ayuda
de un Yolao, no podía sino desesperarse en un vano e interminable intento.
Pero a mi mente volvía una idea que no acababa de formular
correctamente: algo se me escapaba. Si el ser humano es gregario, será más útil
a la sociedad que si es un ser individualista que solo busca su propio
beneficio. ¿Cómo, entonces, lograremos una sociedad de iguales, sin líderes, si
cada uno tira por su lado?
En ese momento, X, interrumpió mis pensamientos con una sentencia
categórica como era habitual en él. En esta ocasión me convencí de que
realmente era telépata y podía captar mis pensamientos:
- Ya te advertí que debías abandonar las ideas preconcebidas. No debes
identificar individualismo con egoísmo. Quizá en tu mundo sean sinónimos,
debido a vuestra forma de pensar. El egoísmo es lo que hace que el individuo
busque su beneficio, incluso a costa del perjuicio ajeno. Esta es otra
reminiscencia del instinto de conservación, algo mucho más antiguo, común a
todas las especies. Pero el individualismo, en el sentido que le damos las civilizaciones
avanzadas, es algo hermoso que incluye el pensamiento independiente, el respeto
a la individualidad propia y ajena y,
por supuesto, la convicción, sin necesidad de leyes ni látigos que te obliguen
a ello, de brindar una parte de tus esfuerzos al bien común, a la sociedad, ya
que como individuo dentro del grupo, no puedes subsistir sin él. De la misma
forma, el grupo no puede subsistir sin las individualidades que lo forman. De
hecho, la individualidad carece de sentido sino es dentro del grupo.
De modo que esa era una de las variables de la ecuación. El ser
individualista, pero con un fuerte sentido de pertenencia al grupo porque
éticamente reconoce su interdependencia con él, y que además espera que su
individualidad sea respetada. Hum, difícil, sí. Pero no imposible. Tendríamos
que ser todos un poco filósofos.
De nuevo, X a la carga:
- Si en vez de imbuir a los jóvenes la competencia, el consumismo, el
afán de obtener bienes materiales y el supuesto reconocimiento social por peregrinos méritos como la belleza
corporal, o las habilidades físicas…Si en vez de todo ello educárais realmente a la población, quizá se podría dar un paso
definitivo en este sentido… Bien, ahora llegamos a otro lugar en el que no se
ha desarrollado el “organismo social”. Son seres, no individualistas, sino
solitarios, y nunca forman grupos, ni siquiera en el núcleo familiar. Por ello
no han evolucionado, prácticamente, en diez millones de años
Desembarcamos en lo que más tarde bauticé como el planeta de los
roedores. Se trataba de Velsacom 7. El paisaje que se presentaba ante nosotros
no era demasiado extraño ni desagradable. Parecía una especie de llanura
esteparia cubierta de un pasto amarillento y salpicada de guijarros y algunos
arbustos. La única nota discordante era la presencia de lo que parecían unos cráteres, de algo más de
un metro de diámetro, salpicados aquí y allá. Por curiosidad me aproximé a uno
de ellos para echar un vistazo. Al ver mi intención, X me avisó:
-
No te acerques mucho a las madrigueras…
- ¿Madrigueras…? –comencé a preguntar.
En aquel
momento, con un bramido que me hizo temblar hasta los huesos, un ser monstruoso
surgió del agujero. Paralizado por el miedo me quedé observándolo. Era como una
especie de rata o comadreja, pero del tamaño de un oso. En seguida volvió a
ocultarse en su escondrijo.
-Es la especie dominante en este mundo -explicó
X. Viven ocultos en sus madrigueras acechando a cualquier presa que pase en un radio
de pocos metros. No suelen ir más allá. Por eso te dije que no te acercaras
tanto. A ti no te ha atacado porque eres demasiado grande en comparación con
las presas que suele capturar.
-Ya, pero el susto no me lo quitaré en mucho
tiempo… Oye, y ¿son inteligentes?
-No han desarrollado la inteligencia porque no tienen hábito social –siguió
disertando mi acompañante-. Son como
francotiradores. Se esconden, cazan. Viven aislados. No han desarrollado el
entramado social. Los machos ni siquiera participan en el cuidado de las crías
y no se forma el núcleo familiar. Las crías son independientes a las pocas semanas
de nacer. Quizá todo ello se deba a que la ecología del planeta es rica en
alimento y no se han enfrentado a hambrunas que hayan hecho aguzar el ingenio.
Esto ayuda a comprender que sin sociedad no hay inteligencia y que sin
inteligencia no hay sociedad, ya que una vez que salta la chispa, el proceso va
creciendo en un continuo feedback. Y ahí tienes otra de las piezas de tu puzzle.
Esta especie ha tenido éxito evolutivo –continuó X-, el planeta funciona
como un reloj y parece que todos son felices. Los mamíferos dominantes están
satisfechos devorando a otros animales más pequeños y los animales pequeños son
felices siendo devorados por aquellos. No hay guerras, ni disputas, ni políticos...Un
mundo feliz. ¿Que más se puede pedir?
Pero llevan estancados en este momento evolutivo más de diez millones de
años, y así seguirán otros tantos.
-Entonces -pregunté-, ¿cuál es el pero...?
-Cualquier día, más tarde o más temprano, dentro de esos próximos diez
millones de años, llegará un tipo como tú o como yo y se adueñará del planeta.
Con un simple rifle de caza, irá exterminando a estas bestias e instalará un
rancho o una fábrica, o una mina, y empezará a contaminar el planeta.
- Ya, pero supongo que la
Federación protegerá…
Pues sí que se aprende observando a los cangrejos! Siempre y cuando sean cangrejos avanzados, claro.
ResponderEliminarMe parece muy interesante la distinción que haces -bueno, que hace el marcianito listo- entre egoísmo e individualismo, aunque la verdad es que todo el texto me parece muy interesante. Y tan bien contado como de costumbre.
Y como de costumbre, ya estoy deseando que llegue la siguiente lección.
Pues no sabes como me alegro de que te parezca interesante, porque a veces temo que me estoy poniendo pesadete o repetitivo. Se trata de ir desvelando poco a poco las claves del éxito de una sociedad, bajo mi humilde punto de vista, claro está...y lo voy explicando poco a poco.
EliminarEn fín, ya queda menos para el final de esta historia, aunque a veces me da la impresión de que se me seguirán ocurriendo cosas para continuar la serie. Ya veremos. Muchas gracias por tus siempre agradables comentarios.
Bueno, he estado leyendo esta mañana algúna columna y editorial en un periódico local muy interesantes, y creo que hoy lo que más me ha enseñado es este "articulo" sobre el gregarismo y evolución del ser humano. Excelente. ¿Llegaremos algún día a comportarnos como esos cangrejos?
ResponderEliminarGracias por tus consideraciones. La cuestión principal es esa: ¿tenemos capacidades que han sido adormecidas por las distintas formas de opresión que el hombre ha inventado a lo largo de la historia para someter a sus iguales? ¿Despertaremos algún día a una sociedad equilibrada? ¿O, por el contrario, hemos llegado al techo evolutivo -en lo que a ser social se refiere- y ya no podemos avanzar más? Yo, personalmente, soy optimista y me inclino por la primera opción, aunque las evidencias parecen indicar lo contrario...
Eliminar