jueves, 19 de julio de 2012

Intro XIII

  -Y ahora, acércate. Continuamos nuestro viaje.
Me cogió del brazo al tiempo que presionaba el dispositivo, y, de nuevo, sentí la mareante sensación. Pero esta vez duró menos. Me acostumbré en seguida y pude disfrutar del viaje. Escuché de nuevo a X, desde la distancia, aunque estaba pegado a mí:
  -Has visto un ejemplo de fracaso ecológico. Pero aún puede tener solución. Desgraciadamente, no es así en otros casos. Vosotros tenéis muy cerca uno de ellos: el planeta que llamáis Marte -hizo una teatral pausa y continuó hablando:
  A veces, una serie de circunstancias convergen para provocar el fracaso: una ecología delicada, con un equilibrio muy precario, una sociedad decrépita, sin iniciativa o en un momento tecnológico insuficiente para encontrar soluciones. Cuando la atmósfera empieza a desestructurarse por la acción combinada de la contaminación,  los rayos solares , la radiación de fondo del espacio; cuando no existe una magnetosfera que desvíe las radiaciones más dañinas, aquella pierde su capacidad de protección de la vida planetaria. Es cierto que la evolución halla soluciones para sobrevivir en casi cualquier circunstancia. Pero, a veces, la precariedad del equilibrio hace que, ante cualquier variable nueva, todo el sistema se desmorone. Sabes que, en determinadas condiciones de temperatura, las moléculas de los gases que forman las capas exteriores de la atmósfera, escapan al espacio. Es lo que se llama Escape Jeans, que quizá te suene a una marca de vaqueros, pero que es uno de los mecanismos por los que parte de la atmósfera se pierde en el espacio, descrito por el científico inglés James H. Jeans. En planetas como la Tierra, con un  sólido sistema de equilibrios, esto no es problema, ya que el organismo planetario sigue "produciendo atmósfera", con lo que se compensan las pérdidas. En Marte, no es así. Después, todo se precipita. Al bajar la presión atmosférica, el agua no puede mantenerse en estado líquido, con lo que el mantenimiento de la vida se hace insostenible. Desertización, temperaturas extremas... en la actualidad se está alcanzando el punto de no retorno.
  -¿Que quieres decir? -pregunté intrigado.
  -Pues que si no se hace algo ya, será imposible reactivar el planeta. Lo que estaban a punto de conseguir los de Alcator 25.
  -Pero entonces, ¿todavía queda alguna posibilidad de salvarlo? ¿No decías que era un caso perdido?
  -No. Dije que la civilización que lo habitó fracasó y se extinguió. Pero alguien de fuera todavía podría hacerlo. Ten en cuenta que la degradación ecológica es un proceso muy lento que dura millones de años.
  No sé por qué, pero tuve la sensación de que X nos estaba haciendo un encargo con vistas al futuro. Salvar Marte. Una idea emocionante. Faltaba saber cuánto tiempo era ese ya. ¿Cincuenta años, cien? Y también faltaba saber cómo se hacía eso de reactivar un planeta. ¿Quién sabe? A lo mejor podríamos hacerlo. Y ese empeño tendría otra consecuencia muy importante. Aprender a cuidar nuestra vieja Tierra.
  X habló de nuevo, interrumpiendo mis reflexiones:
Ahora conocerás un ejemplo de fracaso sociológico. Para comprender lo que vas a ver, debes pensar que, al igual que hemos hablado del organismo planetario, también se conforma, en cualquier civilización más o menos avanzada, lo que podríamos llamar el organismo social. Funciona de la misma forma que un sistema biológico avanzado en el que la unión de multitud de células da lugar a tejidos que van multiplicánsose, haciéndose más complejos y especializándose en diferentes funciones para mantener la viabilidad del organismo. Pero, a veces, por enfermedad o fallo de diseño genético, los componentes de ese conjunto comienzan a actuar de forma errática -podríamos decir que enloquecen- y no solo dejan de cumplir sus funciones, sino que actúan de forma perjudicial contra el equilibrio del sistema. En este mundo verás que sus habitantes no sólo no colaboran, como ocurre en cualquier otra sociedad, sino que luchan entre ellos, con el único fin de la supervivencia individual.
  -Pero es un modelo condenado al fracaso -repuse sesudamente.
  -No es un modelo. Es el desarrollo de la enfermedad, una enfermedad terminal que acabará con la sociedad que se halla implantada en este mundo -sentenció X categóricamente.
  -Oye, y vosotros, los de la Federación esa, ¿no hacéis nada para ayudar en estos casos?
  -Sí, pero nuestra ayuda no es para estos seres condenados. Tendremos que esperar. Hay otras especies que pueden ocupar su puesto una vez evolucionen lo suficiente. Pero ahora, prepárate, en cuanto lleguemos debemos correr a ocultarnos...
CONTINUARÁ



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2 comentarios:

  1. Uy, qué serio se está poniendo el marcianito... y qué bien lo explica todo.
    Yo me estaba preguntando lo mismo: si ellos, los marcianitos listos, no pueden echar una mano, y ya he visto su respuesta :-(

    La cosa se ha quedado en un "cliffhanger" muy intrigante. Espero que no tarde mucho el siguiente capítulo.

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  2. Lo bueno de la SF es que puedes teorizar sobre todo e imaginar soluciones para todo. Es un buen ejercicio para mantener la mente en funcionamiento. Gracias por tu benevolente comentario sobre lo bien que lo explica. A mí, sin embargo, siempre me queda la duda de si lo que suelta el personaje no será más que un burdo galimatías. Lo del "cliffhanger" me ha encantado.

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