domingo, 8 de julio de 2012

Intro XII

  Un día, después de una opípara comida, me dijo:
  -Es hora de que te lleve a dar un paseo para que conozcas mundo. Bueno, universo.
  Me dominó un leve temblor y sentí cierto nerviosismo. Llevaba tiempo esperando algo así. Sabía que, más tarde o más temprano, mi amistad con X me otorgaría el privilegio de asomarme a algo que para el resto de la gente era impensable hoy por hoy.
  -¿Dónde me vas a llevar...? -pregunté sospechando cuál iba a ser la respuesta.
  -Haremos un pequeño tour visitando unos cuantos planetas que servirán de ejemplo a lo que quiero explicarte. Ven, sitúate junto a mi y relájate...
  Hice lo que me decía y vi cómo, tranquilamente, empuñaba su dispositivo transportador - lo que yo llamaba simplemente "el boli"- y apuntando por encima de nuestras cabezas, presionó suavemente la pequeña esfera que lo remataba en su parte superior.
  Inmediatamente sentí una sensación difícil de describir: era como un cosquilleo en la espina dorsal, acompañado de una sensación de ingravidez, que producía cierto mareo. Al mismo tiempo, una sensación de ahogo. Oí hablar a X como desde una inmensa distancia:
  -Relájate y respira pausadamente, con pequeñas inspiraciones, y reteniendo el aire un momento antes de cada espiración.
  Más tarde me explicó que viajábamos envueltos en una especie de campo de fuerza, como una invisible esfera, que nos mantenía a salvo de las condiciones del espacio. Este campo de fuerza era creado por el dispositivo, y era bastante fiable, pero convenía evitar los movimientos bruscos, el nerviosismo y los ataques de pánico; algo que, por otra parte, podría ocurrir muy fácilmente, si te parabas a pensar que estabas volando por el espacio vestido con ropa de verano y protegido únicamente por un "boli" de cuatro colores.
  Durante los pocos minutos que duró el viaje no hubo sensación de movimiento, ni veíamos pasar raudas a las estrellas por nuestro lado. Sólo había oscuridad a nuestro alrededor. Podíamos haber estado encerrados en una habitación oscura, quietos y en pie, y la sensación hubiera sido la misma, de no ser por los síntomas relatados anteriormente.
  De pronto, noté un suelo firme bajo mis pies. El viaje había terminado. Como en un fogonazo todo se iluminó de repente y pude observar que nos encontrábamos en un gran espacio cubierto, semejante a una estación de tren, aeropuerto o un gran centro comercial. Pensé que habíamos arribado a una gran ciudad de un planeta con una civilización similar a la nuestra. Pronto me di cuenta de que estaba completamente equivocado.
  Una gran cantidad de gente pululaba por los pasillos y niveles de aquel lugar. Daban la impresión de dirigirse con prisa a sus ocupaciones y, en conjunto, la escena tenía un aire familiar. X habló:
  -Bienvenido a Alcator 25, un planeta que fue similar a la Tierra y cuya civilización se halla ante una terrible situación .
  Empezamos a caminar por entre la gente, aunque nadie parecía reparar en nosotros.
 -Este sitio que ves es una burbuja. Hay unas cuantas como esta repartidas por el planeta.
 -¿Una burbuja? -repuse desconcertado-.¿Qué significa?
 - Verás, cuando se hace un uso intensivo de los recursos de un planeta, sin pensar en el futuro, sin respetar los equilibrios de los sistemas, sin dar tiempo a la Naturaleza a reponerse de la explotación de la que es objeto, ocurren estas cosas. Este  planeta es prácticamente un desierto. Cuando sus pobladores repararon en que el proceso era irreversible construyeron estas ciudades burbuja, con ecosistemas cerrados, para refugiarse y poder sobrevivir. Ahora, tras años de preparación, están dispuestos para reactivar el planeta.
  Conforme avanzábamos por lo que podía considerarse una avenida central, observé que aquel sitio se parecía más a un gran invernadero. La mayor parte del espacio estaba ocupado por jardines y plantaciones. En muchos lugares, extrañas plantas trepadoras habían colonizado columnas y paredes. El techo, semitransparente, dejaba pasar la luz, y el ambiente, en general, era cálido y húmedo. Los edificios eran similares a colmenas, aprovechando el espacio al máximo y, a ambos lados del espacio central por el que circulábamos, se abrían calles que dejaban vislumbrar lo que parecían vastos espacios de almacenamiento.
  - Pero, ¿cómo es posible devastar un planeta hasta ese extremo? Sería un proceso muy largo y tendrían que haber reaccionado antes...
  - Sigues dominado, como todo el mundo en tu planeta,  por la creencia de que nunca llegará la catástrofe, de que aún hay tiempo para arreglarlo, de que la cosa no es tan grave... Ese error es el mismo que cometieron aquí. Ven, acerquémonos a aquellos ventanales.
  Nos dirijimos hacia unas amplias escalinatas que llevaban al nivel superior. En ese momento vimos pasar cerca de nosotros un grupo de personas ataviados con una extraña vestimenta de aspecto militar, pero en colores muy oscuros. Pesadas botas y guantes les protegían. Además se envolvían en pesadas capas de un rígido material que recordaba a las antiguas cotas de malla de los guerreros medievales. Mascarilla de oxígeno y casco completaban la indumentaria. Miré interrogativamente a X y me dijo:
  -Son exploradores. Salen de la burbuja para recorrer grandes distancias en busca de los lugares más idóneos para establecer nuevos asentamientos.
  Cuando llegamos a los ventanales y miré al exterior quedé anonadado: una enorme extensión desértica de brillantes arenas se extendía por doquier. El brillo blanquecino de la arena hacía pensar en la gran cantidad de sal que esta contenía. Cabía pensar, por tanto, que nos encontrábamos, sobre lo que antes había sido un lecho marino. Pero, probablemente, cerca de lo que había sido la costa, pues, a lo lejos, se distinguía una cadena montañosa. En ella solo se discernía la pura roca desnuda, sin ninguna vegetación. En el cielo, completamente despejado, un pequeño sol flotaba solitario.
  X procedió a completar su explicación:
  - La destrucción de los bosques por el exceso de calor, los incendios y la escasez de lluvias, la contaminación, que vuelve a aquella ácida, la destrucción de la capa de ozono, con el consiguiente aumento de peligrosidad de los rayos solares, la sobreexplotación, el cambio climático, que hace fundirse los hielos, aumentando el nivel del mar, que más tarde retrocede por efecto de la brutal evaporación, la desaparición de especies que subvierte el equilibrio ecológico... ¿Te suena? Todo eso lleva a una situación crítica al organismo planetario. El planeta puede asumir, equilibrar y reparar muchos de estos problemas por separado. Pero, todos juntos llegan a producir una situación ante la que el sistema se colapsa y, en poco tiempo, lleva a...esto.
  Acompañó estas últimas palabras con un amplio gesto que señalaba el marchito paisaje que teníamos frente a nosotros.
  - La gente de este planeta -prosiguió X- no supo reaccionar a tiempo. Ahora están pagando las consecuencias. Pero, al menos están trabajando para recuperar su hogar. Aunque tarden cientos de años.

  CONTINUARÁ




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2 comentarios:

  1. O sea, que si no le hacemos caso al marcianito, ya mismo tendremos que vivr en una especie de Carrefour cósmico... ¡qué terrible perspectiva, por las patillas de Asimov!

    Me encanta esta historia, ya lo sabes. Expectante aguardo la próxima entrega.

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  2. Espero que el giro que le he dado a la historia quede bien. No se si resultaré reiterativo con los temas ecológicos, pero más allá de la moda "verde" y la hipocresía de los defensores de la naturaleza que luego van en cochazos de 16 válvulas, me gusta recordar que tenemos un compromiso real con el cuidado de este jardincillo en el que vivimos. Gracias por tus siempre acertados comentarios

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