martes, 1 de mayo de 2012

Intro VII

  - Nunca me cuentas nada de tu planeta- le dije a X, durante un paseo sin rumbo, en una aburrida tarde otoñal.
  -Mi planeta es diez veces más grande que este. Por eso al vuestro lo llamo "planetilla". No es despectivo, como crees, es una mera constatación de su tamaño.
  Siempre tan redicho y pedante...Empecé a arrepentirme de haberle sonsacado, cuando soltó un dato asombroso:
  -En mi planeta vivimos aproximadamente diez mil personas, que disponemos de unos recursos casi ilimitados. No hay crisis económica, ni carestía ni nos falta de nada. Como consecuencia, tampoco hay guerras, enfrentamientos, nacionalidades ni envidias.
  - Pero,  ¿como es posible que haya tan poca gente?
  - El hecho de que vuestra raza sea tan fecunda y que tengáis esa obsesión por el sexo y la procreación no quiere decir que en el resto del universo sea igual. De hecho, en vuestro propio caso, puedes comprobar que a medida que mejora el nivel de vida, desciende la natalidad. Actualmente, vuestro problema de superpoblación se debe a los altos índices de natalidad en lo que llamáis  Tercer Mundo. Date cuenta, la procreación compulsiva no es más que un mecanismo de la Naturaleza para asegurarse la continuidad de la especie cuando esta se ve amenazada. Cuando el nivel de vida mejora, la gente tiene tiempo para el ocio, la cultura...y se perfecciona la sexualidad con medios que evitan la fecundación, en caso de no ser requerida. Ello trae como consecuencia que la concepción de un hijo sea un acto deliberado, meditado, deseado y planificado, que es como debe ser.
  Me quedé pasmado pensando que aquí somos seis mil millones en este planetilla -hasta yo empezaba a llamarlo así- y ellos tenían diez veces más espacio para una fracción pequeñísima de ese número. Debían tener un nivel de vida astronómico, nunca mejor dicho.
  - Así que, ya te digo, aún no habéis salido...
  - Ya, ...de la barbarie.

continuará


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1 comentario:

  1. Jopé con el marcianito. El caso es que me cae cada vez mejor... Y el señor terrestre que lo acompaña también mola, es simpático.
    Y me encanta cómo acaba este capítulo, con esa resignación convencida del que reconoce la razón del lado del otro.
    Está genial.

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